Muchos esposos y esposas piensan: “Tenemos diferencias en casi todo. No podemos ponernos de acuerdo. Ciertamente, eso es prueba de que nuestro matrimonio no era la voluntad de Dios” Mi respuesta es: Adán y Eva fueron hechos uno para el otro, la pareja perfecta, creados y unidos especialmente por Dios. Aun así se decepcionaron uno del otro. Adán culpó a Eva por haberle dado a comer la fruta prohibida. Eva echó la culpa a la serpiente. Inclusive culparon a Dios.
Rebeca e Isaac fueron juntados especialmente por Dios. Dios guió al siervo de Abraham hasta Rebeca para que sea la esposa de Isaac (Génesis 24). Pero el libro de Génesis revela que ellos también tenían sus desacuerdos. Esto no significaba que Dios se hubiera equivocado. Sólo que necesitaban aprender a congeniar.
Al contrario de los pensamientos de muchos, la diferencia entre un hogar feliz y uno infeliz no es la presencia o ausencia de diferentes puntos de vista (conflictos). La diferencia básica es que en el hogar feliz la gente enfrenta y resuelve sus conflictos, mientras que en el otro no saben cómo hacerlo.
Muchos tienen la idea tonta de que la casualidad o la suerte los llevará a casarse con una esposa que es una joya perfecta, de la misma forma que uno puede ganar la lotería. Pero eso no es verdad. La realidad de la cosas es que ya estamos casados y tenemos conflictos. Todos somos joyas pero en proceso. Dios no ha terminado con nosotros todavía por lo tanto no somos completamente perfectos por lo tanto es inevitable los conflictos en la relación matrimonial.
Debemos pensar en dos cosas:
Primero, lo que realmente cuenta es que los dos trabajen juntos para conseguir la felicidad matrimonial. Si, lo leyó bien: Los dos juntos, para que funcione. Es una meta por lograr, no un privilegio concedido no más porque sí. Hay que trabajarlo.
Segundo, la “incompatibilidad emocional” (también lo llaman: incompatibilidad de caracteres o diferencias irreconciliables) es un mito inventado por abogados faltos de argumentos para pedir divorcios; también es una excusa común que usa la gente para esconder sus propias faltas. Simplemente no creo que existen las incompatibilidades emocionales. Hay malentendidos y fracasos que, sin embargo, pueden ser corregidos cuando y donde hay voluntad para hacerlo. Si, lo leyó bien: …donde hay voluntad para hacerlo. Tienes que querer solucionar los conflictos, tienes que querer ser parte de la solución.
Los miembros de la familia van a tener algunas luchas para entenderse. Es parte del proceso. La felicidad familiar no llega de manera automática pero puede ser alcanzada por medio del trabajo duro y el firme deseo de lograrlo.
“Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18)
