SOMOS RICOS!

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Sé de un señor que dijo: “Antes me preocupaba mucho, hasta que que cierto día de primavera caminando por la calle, vi algo que hizo que todas mis preocupaciones se desvanecieran, la escena duró escasos diez segundos, pero en esos diez segundos aprendí más acerca de la vida que en los diez años anteriores. Durante dos años tuve una tienda de comestibles, perdí todos mis ahorros, y contraje deudas que tardé siete años en pagar. El sábado anterior me habían clausurado la tienda, y me dirigí al banco para solicitar un préstamo que me perimiera sobrevivir, me sentía derrotado, había perdido todas las esperanzas y la fe. De pronto se me acercó por la calle un hombre que no tenía piernas, estaba sentado en una pequeña plataforma de madera que se desplazaba sobre ruedas de patín. Para avanzar se ayudaba con un bloque de madera en cada mano, cuando lo ví acababa de cruzar la calle y se disponía a subir el borde de la acera. Al levantar la plataforma de madera alzó la vista y nuestras miradas se encontraron. “Buenos días amigo, qué hermoso día ¿verdad?”. Me saludó animado y sonriendo ampliamente. Me quedé mirándole y entonces me dí cuenta de lo inmensamente rico que era yo. Tenía las dos piernas, podía caminar; me sentí avergonzado de haberme compadecido de mi mismo, me dije: si él a pesar de no tener piernas, se muestra tan alegre, animado y entusiasta no veo porque yo, teniendo piernas no pueda estarlo.

De inmediato comencé a sentirme más animado, había decidido solicitar al banco un préstamo de cinco mil dólares pero entonces me sentía con valor para pedirle diez mil.

El caso fue que me dieron el préstamo y comencé un negocio. En el espejo de mi baño coloqué estas palabras, que leo todas las mañanas al afeitarme: “Me sentía ingrato porque no tenía zapatos, hasta que conocí una vez, a un hombre que no tenía pies”.

Amigo, somos ricos, no te angusties, porque ¡Hoy es tu mejor día y mañana será mucho mejor!